Sábado 28 de febrero de 2015 | Publicado en edición impresa
Ver página en pdfPor José Luis Castiñeira de Dios
En estos días se convoca a discutir en distintos foros regionales el proyecto de una ley federal de cultura que, entre otras cosas, prevé fijar un porcentaje determinado del presupuesto nacional -el 1%- para su financiación. Es entonces conveniente evocar el origen de la sacralización de esa cifra precisa, que ha sido bandera de las demandas sectoriales en diversos países del mundo, a tal punto que la propia Unesco ha terminado por recomendarla.